(Para la memoria histórica de los más jóvenes) El 22 de julio de
1969, hace muchos años de esto, las cortes españolas
designaron a D. Juan Carlos de Borbón como sucesor del dictador
Francisco Franco en la Jefatura del Estado, con el título de rey de
España. El Dictador nombraba así a su sucesor, y lo dejaba todo "atado y bien atado" como dejó escrito en su testamento: hacía que todo cambiara para que todo siguiera
exactamente igual. Este Rey advenedizo, al que algún traidor a la causa
republicana apodó El Breve, vaticinando que iban a durar poco sus
indignas posaderas sobre el trono de las Españas, ejerció durante casi cuarenta
años la Jefatura del Estado, tanto como el Otro, que fue su padre
espiritual y mentor.
Por otro lado, los días 15, 16 y 17 de agosto de ese mismo año se celebró en Woodstock un festival de rock que reunió de forma libre a medio millón de jóvenes. Los mercachifles de la industria del disco hicieron su agosto hace unos años reeditando el festival, publicando varios libros, CD,s., DVD,s. y demás revival que aquí interesa bien poco, porque no pretendemos viajar a la granja de Yasgur a resucitar el evento. Lo que quisiera reivindicar aquí es lo que puede seguir vivo del espíritu rebelde de Woodstock: la deserción masiva y victoriosa de la guerra de Vietnam y de la «forma de vida americana». Abbie Hoffman, uno de esos rebeldes, contestó a la pregunta rutinaria del tribunal que lo juzgaba sobre su lugar de nacimiento afirmando haber nacido en Woodstock. A las protestas del fiscal contestó: «La nación de Woodstock es un estado espiritual, el mismo de los Siux, que llevan su nación con ellos».
Por otro lado, los días 15, 16 y 17 de agosto de ese mismo año se celebró en Woodstock un festival de rock que reunió de forma libre a medio millón de jóvenes. Los mercachifles de la industria del disco hicieron su agosto hace unos años reeditando el festival, publicando varios libros, CD,s., DVD,s. y demás revival que aquí interesa bien poco, porque no pretendemos viajar a la granja de Yasgur a resucitar el evento. Lo que quisiera reivindicar aquí es lo que puede seguir vivo del espíritu rebelde de Woodstock: la deserción masiva y victoriosa de la guerra de Vietnam y de la «forma de vida americana». Abbie Hoffman, uno de esos rebeldes, contestó a la pregunta rutinaria del tribunal que lo juzgaba sobre su lugar de nacimiento afirmando haber nacido en Woodstock. A las protestas del fiscal contestó: «La nación de Woodstock es un estado espiritual, el mismo de los Siux, que llevan su nación con ellos».
Jimmy Hendrix interpretaba para destrozarlo el himno nacional norteamericano. Lo hizo en Woodstock, precisamente, hace ahora cuarenta y tantos años, enarbolando su guitarra eléctrica, que no deja de ser un símbolo fálico que él acaricia para extraer de él sus mejores notas en una actuación que es una alegoría de la masturbación y el onanismo, protestando así contra la guerra del Vietnam y contra todos los himnos y todas las patrias del mundo, y principalmente contra la suya, que es la que a él le ha tocado padecer más de cerca. Sirva este lugar como homenaje a él y al espíritu vivo de Woodstock : no paz, sino guerra a la guerra.